Los arqueociatos son restos de organismos marinos, sésiles, filtradores y de esqueleto calcáreo (sin espículas), que vivieron principalmente en los mares del Cámbrico inferior, pudiendo llegar algunas especies hasta el Cámbrico medio. Las formas más típicas presentan un esqueleto calcáreo, de forma cónica o cilíndrica, limitado por una o dos paredes concéntricas. Las paredes (llamadas muralla externa y muralla interna) son porosas y limitan una cavidad central. El espacio entre las dos murallas se llama intervalo, y puede presentar estructuras esqueléticas en forma de láminas, septos o tábulas, y disepimentos. El esqueleto de los arqueociatos puede presentar una corona basal, en forma de raíces, con la que se fija al sustrato (fig. 3).
Los arqueociatos pueden desarrollar estructuras que cierran la parte superior del cáliz. A veces pueden presentar, a partir de la muralla externa, excrecencias del tipo llamado protuberancias o del tipo concéntrico hacía el exterior, llamándose estromatomorphos.
Vivieron en aguas poco profundas y generalmente fijos al fondo marino, de forma aislada. El hábito colonial es menos frecuente en los arqueociatos. Se encontraban asociados a algas, constituyendo conjuntos arrecifales (fig. 4).
La clasificación de los arqueociatos se fundamenta en su estructura esquelética, por lo que se distinguen dos clases:
- Clase Regulares: con una o dos murallas y porosidad regular. En el intervalo pueden presentar septos, barras, tábulas y también pueden tener disepimentos (figura 5 A).
Clase Irregulares: se caracterizan porque siempre presentan disepimentos en el intervalo. También pueden tener barras, septos y tábulas. Los poros de la muralla externa presentan una más distribución irregular que en el grupo anterior (figura 5B).
